La Real Academia de la Lengua Española (RAE) define el término tolerancia como ‘’el respeto por los pensamientos y las acciones de terceros cuando resultan opuestos o distintos a los propios’’. Tomando como base dicho concepto, podemos decir que es un factor esencial para la convivencia dentro del hogar, el trabajo, la comunidad y la sociedad en general.
Con la llamada globalización, la tolerancia resulta harto necesaria, ya que fuera de las fronteras encontramos diferencias socioculturales y religiosas muy diversas, con las cuales tenemos cierta afinidad o no, mayormente asociada a un contexto histórico, racial, étnico o social, como, por ejemplo, los casos República Dominica-Haití, España-Marruecos, Estados Unidos-México, entre otros. Tales diferencias conllevan muchas veces a conflictos que parecen interminables entre la población autóctona y la inmigrante, las cuales comparten el mismo territorio, pero no los mismos ideales. Es precisamente por eso que la tolerancia como principio de respeto hacia los demás puede facilitar la integración y convivencia entre grupos o poblaciones distintas al enfocarse en las cosas comunes (salud, educación, vivienda, etc.) y en la flexibilidad para entender aquellas con las cuales no se está de acuerdo.
En ocasiones, la tolerancia es mancillada por discursos antiprogresista de grupos que tienen como objetivo general incentivar la xenofobia, el racismo y el odio, y de los cuales se hacen eco algunos medios de comunicación, creando así un escenario de antagonistas y protagonistas, de héroes y villanos, generando una convivencia hostil y para nada armónica entre autóctonos e inmigrantes.
‘’Desde una perspectiva distinta, existe el acuerdo de definir la convivencia como todas aquellas acciones que permiten que los individuos puedan vivir juntos a través del diálogo, el respeto mutuo, la reciprocidad y la puesta en práctica de valores democráticos y de una cultura para la paz’’ (Furlán, Saucedo y Lara, 2004, p. 28). Dicho esto, y en consonancia con lo expresado por estos autores sobre la convivencia, es evidente la importancia que juega la tolerancia.
Por tanto, seamos tolerantes por un mundo mejor para todos y todas.
Por Anderson Santana
Analista cuantitativo de Estadísticas Migratorias