El Seminario Internacional: Migración Laboral en América Latina y el Caribe culminó el pasado viernes 23 de septiembre con una amplia jornada dedicada a los cambios en el mundo del trabajo en relación con la informalidad laboral, la demanda sectorial y la composición de género, así como la innovación metodológica para la generación de información sobre migración. Ambos temas fueron debatidos en sendos paneles, precedidos por la ponencia sobre migración laboral y remesas en tiempo de COVID-19, presentada por Matthew Dorman, economista sénior en Práctica Global de Protecci6n Social y Empleo del Banco Mundial, quien dio apertura al tercer y último día del evento.
Esta ponencia se basó en el estudio sobre el impacto del COVID-19 en los trabajadores migrantes temporales de tres programas de migración laboral de los países de la región del Pacífico (Australia y Nueva Zelanda). Sus conclusiones guardan estrecha relación con los problemas que enfrentaron los trabajadores latinoamericanos y caribeños durante la pandemia en cuanto a pérdida de empleos, restricciones migratorias, reducción de la jornada laboral, etc. De la misma forma se comportó el envío de remesas. Sus recomendaciones aplican igualmente en la agenda de los gobiernos de nuestra región en cuanto a la necesidad de ampliar las redes de seguridad y servicios sociales y de salud para los trabajadores migrantes y emprender iniciativas para reducir costos de remesas, promocionar canales digitales y regulaciones más flexibles para apoyar a poblaciones sin acceso al sector financiero.
En el primer panel, moderado por Antonio Ciriaco, decano de la Facultad de Economía de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), el Instituto Nacional de Migración expuso los resultados preliminares de la encuesta sectorial agrícola ENAGROT, aplicado en los principales sectores de la economía dominicana (agricultura, turismo y comercio asociado y construcción). Germania Estévez, encargada del Departamento de Investigación y Estudios Migratorios de la institución destacó que, de acuerdo con los principales hallazgos:
Hay predominancia de la informalidad laboral en el sector agrícola. Esto podría explicarse por factores como la rentabilidad, es decir, no resulta rentable trabajar con empleados en un esquema formal para un trabajo de corta duración y estacional. Por otro lado, los ciclos agrícolas demandan mucha flexibilidad al momento de la contratación. Entre las razones de los empleadores para contratar trabajadores extranjeros, un gran porcentaje respondió que la población dominicana no quiere trabajar por las condiciones ofrecidas y prefieren emplearse en las zonas urbanas. Los trabajadores migrantes buscan cubrir sus necesidades básicas, por lo que están dispuestos a realizar cualquier labor o trasladarse a otras ciudades. En cuanto a los efectos del COVID-19, se observó que el sector agrícola fue el menos afectado.
Fabio Jiménez, jefe de la Unidad de Movilidad Laboral y Mercados Laborales de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) con sede en Ginebra, Suiza, se refirió a los cambios en el mundo del trabajo y los mecanismos de inserción laboral de los trabajadores migrantes y enfatizó que los cambios tecnológicos de los últimos tiempos están modificando rápidamente las dinámicas del mercado de trabajo, lo cual requiere mejorar el perfil de empleabilidad de los trabajadores a fin de incorporarse a las nuevas plazas de empleo en un futuro cercano. “Se estima que la automatización de operaciones en el sector agrícola reducirá considerablemente la necesidad de mano de obra, por lo que, según algunas proyecciones al 2030, la demanda laboral en las áreas de salud, economía del cuidado y tecnología aumentarán; mientras, otros sectores, como servicio al cliente, soportes de oficina y agricultura, se verán reducidos”. También hizo referencia a cambios importantes en materia de migración laboral, caracterizados por tres grandes tendencias: población joven, mujeres y una mayor diversidad de sectores económicos. “Si se observan los datos del año 2019, la mayor cantidad de población migrante se cimenta en los trabajadores. Los trabajadores migrantes internacionales constituyen alrededor del 4.9 % de la fuerza del trabajo en el mundo y los principales sectores a los que ingresan son el agrícola, la industria y los servicios”.
María Olave, coordinadora regional del Proyecto Lazos “Integración socioeconómica de personas venezolanas” de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), discurrió sobre los corredores migratorios, sus tendencias y composición de género. Planteó que las mujeres migrantes están en doble desventaja, sobre todo por su concentración en el sector de cuidados donde laboran en condiciones precarias, mal remuneradas y sin acceso a protección social. “Existe una segregación en el mercado de trabajo y […] riesgos de violencia física, psicológica y sexual asociadas a estereotipos y agravadas por la dependencia económica o legal”.
Josué Gastelbondo, jefe de misión de la OIM en República Dominicana, manifestó que en nuestro país existen dos importantes desafíos en la migración laboral. El primero, relacionado con el proyecto de desarrollo turístico de Pedernales, zona con escasa población, insertada fundamentalmente en los sectores agrícola, comercio y ecoturismo. El segundo desafío está vinculado a la oferta de visados H-B2 para Puerto Rico y Estados Unidos. En este último caso propone la discusión entre los Gobiernos para dar una respuesta estratégica que contribuya a la reducción de los desplazamientos irregulares y posibilite la alineación del desarrollo y el crecimiento económico de los dominicanos.
Natalia Álvarez,especialista en Migración Laboral del Programa Regional de Migración de la OIM, habló sobre las experiencias de algunos países de la región que utilizan herramientas para la gestión de información sobre migración laboral. Hizo referencia a los Sistemas de Información sobre el Mercado Laboral (SIMEL) que permiten identificar las acciones para potenciar una migración laboral bien gestionada; favorecen el desarrollo de políticas migratorias que benefician a la fuerza de trabajo nacional y migrante; permiten una migración segura, ordenada y regular, y garantizan el desarrollo de sistemas de información funcionales con información actualizada y veraz para los actores interesados. En este sentido, México (producción y análisis de datos), Costa Rica (innovación en migración laboral circular) y Guyana (oportunidad de producción de petróleo y gas) constituye casos de buenas prácticas.
El último panel del evento, moderado por Bienvenido Castillo, director del Observatorio de Prevención de Riesgos Laborales del Ministerio de Trabajo de República Dominicana, trató sobre lainnovación metodológica para la generación de información sobre migración. La primera intervención estuvo a cargo de Lina María Sánchez, coordinadora del Grupo Interno de Trabajo de Investigación y Desarrollo de la Dirección de Censos y Demografía del DANE de Colombia, quien manifestó que esta unidad cuenta con información estadística por sector, incluido el de migración. A raíz de la pandemia de COVID-19 se dio inicio al Sistema Integrado de Información de Población Migrante en Colombia, que generó hitos importantes para la gestión migratoria en ese país.
Mildred Martínez, directora de Estadísticas Demográficas, Sociales y Ambientales de la Oficina Nacional de Estadística (ONE), presentó la experiencia de República Dominicana en la medición de la población inmigrante con la Encuesta Nacional de Inmigrante (ENI) en sus dos ediciones de 2012 y 2017, así como los preparativos para la próxima edición en 2023. La ENI es una encuesta especializada con una periodicidad definida a 5 años y un alcance temático que abarca cuestiones demográficas, sociales y económicas y levanta información sobre la población de origen inmigrante residente en la República Dominicana.
Adria de la Cruz, asistente técnica de la Dirección Ejecutiva del Instituto Nacional de Migración, abundó sobre el Programa de Medición Periódica de la Demanda de Mano de Obra Extranjera y la importancia de esta iniciativa: “Sirve para profundizar en el conocimiento sobre los patrones de migración temporaria o no permanente, comprender las características y necesidades de la mano de obra de origen extranjero, establecer consenso entre múltiples actores vinculados a la temática con el fin de generar políticas robustas que planteen respuestas concretas para los sectores productivos del país y promover una migración segura, ordenada y regular”. Este proyecto ha logrado tres mesas de diálogo con actores clave, estudios cualitativos en los sectores agrícolas y turismo y la encuesta sectorial agrícola ENAGROT.
Carmen García, subdirectora de Encuestas Económicas del Banco Central, expuso la Metodología de la Encuesta Nacional Continua de Fuerza de Trabajo (ENCFT) del Banco Central de la República Dominicana (BCRD), la cual constituye el principal instrumento de recolección de informaciones estadísticas continuas sobre el mercado laboral a través de los hogares, así como las realidades sociales, económicas y demográficas que determinan las condiciones de vida de la población, incluida la estimación de la pobreza. En el levantamiento de información para establecer la composición de la población en el mercado laboral en junio-julio 2022, se identificó que los países predominantes de la población inmigrante eran Haití y Venezuela. De estos, el 56 % eran hombres y el 44 % mujeres, con una ocupación laboral del 70 %.
El seminario concluyó con las palabras del doctor Wilfredo Lozano, director ejecutivo del Instituto Nacional de Migración, quien transmitió un especial agradecimiento a los organismos internacionales auspiciadores del evento (OIM, OIT, Banco Mundial y BID) y a los expertos de alto nivel nacionales e internacionales que nos acompañaron durante estas tres importantes jornadas de intercambio. Asimismo, reiteró la necesidad de seguir generando espacios de discusión intelectual que permitan identificar soluciones y buenas prácticas para una política migratoria integral en la región.
Andrea Dabizzi, coordinador sénior del Programa Regional sobre Migración de la OIM, realizó el discurso de cierre, en el cual expresó que la movilidad laboral es, en esencia, una aspiración humana en aras de conseguir una mejor situación socioeconómica tanto para los migrantes, desde una perspectiva individual, como para sus familias. “Analizamos un fenómeno que es complejo, dinámico, cambiante e impredecible a nivel macro. Una de las reflexiones más relevantes en torno a este evento es la importancia de que las políticas de migración laboral consideren diferentes sectores económicos, vista la tendencia a la digitalización y tecnificación del trabajo, con una permanente centralidad sobre las personas, su dignidad y los derechos que se derivan”.
Este seminario, coordinado por el Instituto Nacional de Migración (INM RD), con el auspicio del Programa Regional sobre Migración de la OIM, financiado por la Oficina de Población, Refugiados y Migración del Departamento de Estado de los Estados Unidos, y la OIT, en el marco de su Proyecto Lazos, apoyado por la Agencia Sueca de Cooperación Internacional para el Desarrollo, fue diseñado para promover el diálogo entre expertos del ámbito académico, empresarial y técnico y actores gubernamentales que impulsan mecanismos para modernizar la gestión, las políticas públicas y la gobernanza de las migraciones y los mercados de trabajo.
Por Jessica Mordechay
Encargada de Comunicación