Desde hace algunos años la “interculturalidad”, muy de moda en círculos académicos, foros internacionales, organismos de cooperación e instituciones gubernamentales, ha ganado fuerza como cambio sociopolítico para alcanzar la convivencia desde la diversidad.
La definición básica del término se refiere a “[…] la interacción entre dos o más culturas de un modo horizontal y sinérgico. Esto supone que ninguno de los conjuntos se encuentra por encima del otro, una condición que favorece la integración y la convivencia armónica de todos los individuos” (https://definicion.de/interculturalidad). Varios autores han profundizado en el tema y aclaran que no se trata de un proceso de asimilación, sino más bien de “mutua adaptación” (Saloua Laghrich, 2004).
Sin embargo, para entender su significado en la justa dimensión social hay que profundizar en las nociones de identidad cultural, multiculturalidad, relaciones sociales y diversidad. En el documento Interculturalidad como horizonte y posibilidad de relaciones hermanas, de Clacso, elaborado por Digna María Nuñez Adames y Celeste González Jáquez, se define como interculturalidad “una condición social que expresa el contacto de diversas culturas reguladas entre sí por el diálogo y el reconocimiento mutuo. Resalta una relación de igualdad, de horizontalidad, de intercambio, de diálogo, de participación y convivencia, de autonomía y reciprocidad, de actuación para el conjunto, conformado por la diversidad como una comunidad cultural” (https://bit.ly/364GhuB).
Por su parte, La Carta de la Paz de la ONU en su artículo V plantea: “Los seres humanos, por el mero hecho de existir –pudiendo no haber existido–, tenemos una relación fundamental: ser hermanos en la existencia. Si no existiéramos, no podríamos siquiera ser hermanos consanguíneos de nadie. Percibir esta fraternidad primordial en la existencia nos hará más fácilmente solidarios al abrirnos a la sociedad”.
En su artículo “La cultura de paz y su importancia en el proceso de formación ciudadana en el contexto educativo colombiano”, Elsa Roja Bonilla señala que “La cultura de paz forma parte del proceso de socialización, a través del cual se asimila un sistema de valores, habilidades, actitudes y modos de actuación, que reflejan el respeto a la vida, al ser humano, a la dignidad, al medio ambiente, propiciando el saber participar, valorar y convivir, rechazando la violencia, evitando los conflictos, desde relaciones comunicativas asertivas, dialógicas y favorecedoras del desarrollo de relaciones empáticas entre las personas”. Asimismo, considera que “El desarrollo de la cultura de paz se da por medio de la educación” (https://bit.ly/3tK5fb6).
El Instituto Nacional de Migración (INM RD), a través de su unidad docente, la Escuela Nacional de Migración, realiza acciones formativas sobre la base de los preceptos mencionados anteriormente. En coordinación con la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), se lleva a cabo en zonas de la frontera (Dajabón y Elías Piña) el curso “Mediación intercultural” para capacitar en este tema a personas e instituciones vinculadas a los servicios migratorios en esos territorios. El objetivo principal es contribuir al fomento de una convivencia pacífica mediante la prevención y resolución de conflictos para viabilizar la integración efectiva de los inmigrantes y los dominicanos retornados en los distintos ámbitos de la estructura social dominicana.
Mediante este curso se pretende que los mediadores interculturales de las comunidades cuenten con conocimientos, habilidades y actitudes para entender los contextos multiculturales, sus relaciones, sus colectivos, la sociedad mayoritaria y sus servicios, así como las relaciones de empatía entre los grupos, las barreras lingüísticas que los separan y las formas de lograr una comunicación efectiva.
Los conflictos aparecen constantemente en las relaciones humanas. Su frecuencia y gravedad dependen, en gran medida, de la capacidad de las personas y grupos de prevenirlos, resolverlos y aprovechar las lecciones aprendidas para avanzar en el conocimiento mutuo y la mejora de la interacción. En este sentido, la formación de líderes comunitarios y agentes y funcionarios públicos en las zonas fronterizas, a través del curso de mediación intercultural que ofrece el INM RD, se sustenta en una exhaustiva revisión y actualización de la literatura y la participación de facilitadores expertos en el tema, quienes tienen la intención de brindar contenido didáctico y material accesible y de fácil manejo, así como herramientas de transformación social que favorecen la interacción y la integración de las comunidades migrantes con los nacionales dominicanos en un ambiente de convivencia y paz.
Por Esther Noemi Román
Coordinadora Curricular
Escuela Nacional de Migración