Al analizar las bases de datos del Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas (UN-DESA) se observa que, en 1970, solo el 24 % de los migrantes en la región se movía dentro de América Latina y el Caribe. Sin embargo, en el año 2010, esta cifra había aumentado al 63 %, y en el año 2020 esta cifra alcanzaba un 73 % de la migración en la región. Este cambio refleja un movimiento hacia la migración intrarregional, impulsado por la búsqueda de mejores oportunidades económicas y sociales en países vecinos.
Un ejemplo de este fenómeno es la llegada masiva de haitianos a América del Sur y la reciente emigración venezolana. Estos movimientos han creado nuevas dinámicas y desafíos para los países receptores, transformando la situación migratoria en la región impulsado por múltiples factores. Países como Chile, que históricamente no eran destinos migratorios significativos, han pasado a ser importantes receptores de migrantes.
La proporción de mujeres y hombres migrantes en América Latina y el Caribe es en gran medida igual en los principales países de destino. Pero como se observa en el Gráfico 1, la excepción es la República Dominicana, donde la proporción de inmigrantes masculinos es significativamente mayor que la de mujeres.
Gráfico 1: Principales países de destino (izquierda) y origen (derecha) de América Latina y el Caribe, según el sexo
Fuente: Extraído del Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas (UN DESA 2021)
Según los resultados de la Encuesta de Caracterización Socioeconómica Nacional (CASEN) en su versión 2022, no existen diferencias significativas en los migrantes que llegan a Chile en función del sexo. Sin embargo, para los dominicanos residentes en Chile sí existe una diferencia muy marcada de un 31.2 % a favor de las mujeres ubicando el índice de paridad de género respecto a los hombres en un 190.7 %, diferencia que se contrapone a las estadísticas a nivel global de UN-DESA y las estimaciones de la CASEN (ver Gráfico 2).
NIVELES DE POBREZA POR INGRESOS
El valor de la línea de pobreza varía según el número de integrantes del hogar, considerando economías de escala. Al momento de realización de la CASEN 2022 se estimó que la tasa de pobreza total en la población chilena es de un 6.5 %, que se compone de la pobreza extrema y la pobreza no extrema, mientras que solo dentro de los hogares dominicanos la distribución de pobreza alcanza el 12.8 % (ver Gráfico 3).
Para fines comparativos, en este artículo también se analizaron otras nacionalidades migrantes además de los dominicanos y a a los nativos chilenos. Al analizar las condiciones de actividad laboral, el 69.8 % de los dominicanos al momento de la encuesta se encontraba ocupado, el 4.6 % se encontraba desocupado y el 25.7 % de los dominicanos estaba inactivo. El comportamiento de esta distribución es un tanto similar, pero con un margen de diferencia de más o menos el 10 % para el caso de los haitianos, venezolanos, colombianos y el resto de otras nacionalidades. La excepción es para los nativos chilenos, pues el porcentaje de la población ocupada es menor que el resto de las demás nacionalidades con un 55.1 %, un 5.3 % de desocupados y una población de inactivos de casi un 40 %, dicha información se puede corroborar en el Gráfico 4.
Fuente: Elaboración propia a partir de los datos de la CASEN 2022.
Si se observa solo a los migrantes dominicanos en Chile, en condición laboral de ocupados, el 62.4 % perciben un salario por parte de su empleador, mientras que el restante 37.6 % no es asalariado o labora por cuenta propia sin necesariamente estar subordinados a un empleador. De estos asalariados el 82.8 % tiene un contrato laboral formal, mientras que el restante 17.2 % no lo tiene.
Como se puede observar en el Gráfico 5, el ingreso de los dominicanos residentes en Chile es superior al de los haitianos con una diferencia de RD$ 21,327.39, pero es menor para el resto de las nacionalidades tomadas en cuenta en este análisis. A pesar de esto último, es evidente que los dominicanos migrantes se han insertado en labores productivas adaptándose a las normas migratorias de Chile permitiéndoles obtener contratos laborales, lo que se traduce en una mejor calidad de vida, permitiéndole a la gran mayoría estar fuera de los niveles de pobreza.
Por Guillermo Mota
Analista Cuantitativo de Estadísticas Migratorias