En la era digital las redes sociales se han convertido en un poderoso medio de comunicación y conexión entre personas de diferentes partes del mundo. La migración no ha escapado a esta influencia, debido a que estas plataformas han desempeñado un papel significativo en la motivación y la toma de decisiones de las personas que consideran emprender un viaje migratorio. En este artículo exploraremos el caso de cómo las redes sociales pueden influir en nuestras percepciones y expectativas sobre la migración, haremos un breve análisis de las ventajas y las desventajas que pueden surgir en este contexto.
A través de plataformas como YouTube, Facebook, Twitter e Instagram, entre otras, los usuarios pueden acceder a una gran cantidad de información y experiencias compartidas por la población migrante. Estas historias y testimonios actúan como fuentes de inspiración y motivación, debido a que brindan ejemplos concretos de cómo la migración puede ofrecer oportunidades de crecimiento personal, mejor calidad de vida y desarrollo profesional. Proporcionan una ventana hacia la vida en el lugar de tránsito o destino, permitiendo a los usuarios explorar imágenes, videos y relatos de las experiencias. Este acceso a información visual y anecdótica contribuye a la formación de expectativas sobre el estilo de vida, las oportunidades laborales y las perspectivas de éxito, lo que puede influir en la decisión de migrar.
En 1954 se introdujo el concepto de la teoría de comparación social, un fenómeno que ha experimentado un incremento notable en los últimos años debido a las experiencias y estilos de vida compartidos por las personas a través de las redes sociales. En el caso de las personas migrantes, puede ocurrir que sientan frustración, insatisfacción y desigualdad al comparar sus propias circunstancias con las aparentemente exitosas de individuos que parecen estar prosperando en su nueva vida en el extranjero. Esto puede generar una presión adicional y una sensación de no estar a la altura de las expectativas generadas por la imagen idealizada de la migración que se muestra en las redes sociales.
Sin embargo, es necesario tener en cuenta que la información compartida en las redes sociales puede estar sesgada. Algunos migrantes pueden optar por compartir principalmente las experiencias positivas y exitosas, omitiendo los desafíos que pueden haber enfrentado en su proceso de adaptación. Esto puede generar una imagen distorsionada de la realidad y crear expectativas poco realistas entre aquellos que consideran dar el paso de irse hacia otro territorio.
Otra red flag de las redes sociales, es que existe la posibilidad de que las personas se vean expuestas a información errónea o engañosa con fines de volverlos víctimas de delitos de extorción o estafa. Esto puede incluir promesas exageradas sobre oportunidades de empleo, condiciones de vida o beneficios sociales en el lugar de destino. La falta de verificación de la información y la propagación de noticias falsas pueden llevar a decisiones equivocadas y situaciones de vulnerabilidad para aquellos que confían en estas fuentes de información.
Fuera de los aspectos que en su conjunto pueden ser negativos, las ofrecen numerosas ventajas para aquellos que consideran emprender un viaje migratorio, siempre que sean críticos y busquen fuentes de información variadas y confiables para obtener una visión más completa de la experiencia migratoria. Ejemplo, es el acceso a la amplia gama de información en tiempo real sobre políticas migratorias, requisitos legales y trámites en los países de acogida. Diversos grupos, páginas y perfiles especializados en temas migratorios, brindan orientación y consejos prácticos de otros migrantes, así como de expertos en la materia. Además, permiten la creación de redes de apoyo y la posibilidad de establecer conexiones en el lugar de destino. Estas interacciones virtuales pueden resultar fundamentales para obtener información local, consejos sobre búsqueda de empleo, vivienda, servicios de salud y educación, entre otros aspectos relevantes para la vida en el nuevo entorno.
Por Jessica Mordechay
Encargada de Comunicación