A través de la historia los seres humanos han sido motivados a desplazarse en busca de mejores tierras, recursos y oportunidades, por lo tanto, podemos decir que la movilidad es uno de los paliativos de mayor éxito contra la pobreza. En la actualidad, esta tendencia se hace cada vez más presente debido a los cambios vertiginosos del proceso globalizador. Se observa un continuo aumento de los flujos migratorios producto de factores de distintas índoles (sociales, económicos, políticos, culturales, entre otros), que tienen como consecuencia fuertes presiones sobre nuestras sociedades y economías −sean estas emisoras o receptoras de migrantes−, razón por la cual nos vemos obligados a buscar en todos los niveles soluciones que beneficien tanto a los inmigrantes como a las comunidades que los reciben.
Cuando hablamos de migraciones pensamos normalmente en grandes iniciativas de políticas a nivel nacional e internacional. Sin embargo, contrariamente a este razonamiento podemos constatar que en un contexto global de movilidad humana y rápida urbanización los entes locales y regionales se encuentran hoy en día en la vanguardia para abordar los desafíos y las oportunidades que surgen de la migración.
Con recursos escasos y capacidades limitadas, la respuesta de las autoridades locales ha sido principalmente precaria, dejando a los migrantes y sus residentes locales en condiciones de exclusión y vulnerabilidad. La migración, si se gestiona adecuadamente a través de una planificación urbana inclusiva y una buena gobernanza a nivel local, podría convertirse en una oportunidad para contribuir al desarrollo sostenible de las ciudades anfitrionas.
Por tales motivos, es justo decir que las autoridades locales enfrentan las demandas más directas de recursos para proporcionar servicios a varios sectores de la población, teniendo un contacto más cercano que les permite de forma crítica construir un diálogo sobre la migración, sus retos y oportunidades, en pro de contribuir al beneficio local y nacional. Los planificadores y gerentes de la ciudad deben tener en cuenta la migración al mirar el futuro de las áreas urbanas y los asentamientos humanos si desean convertir dicho reto en una oportunidad.
Con el propósito de afrontar estos temas el Instituto Nacional de Migración (INM RD), con el apoyo de la Federación Dominicana de Municipios (FEDOMU) y el auspicio del Fondo de la OIM para el Desarrollo (IDF) organizaron, junto con un grupo de alcaldes chilenos, un diálogo sobre migración y desarrollo local, el cual constituyó la primera experiencia de este tipo en nuestro país.
Dicho evento enfatizó la necesidad de apoyar a las autoridades locales con el objetivo de ofrecer ciudades más inclusivas para todos, y tuvo como centro sus experiencias sobre el terreno y la muestra de algunos de sus desafíos e iniciativas en la búsqueda de una asignación eficiente de recursos para satisfacer las crecientes necesidades de una población migrante cada vez mayor.
En palabras de la Dra. Florinda Rojas, directora ejecutiva del INM RD, la importancia del intercambio está en la visualización del fenómeno migratorio en el contexto local al dar la posibilidad de conocer las iniciativas que los alcaldes chilenos y dominicanos, en distintas realidades políticas, económicas y sociales, han puesto en marcha en sus respectivos municipios, y, también, en la posibilidad de enfocarnos en el rol que deben desempeñar las autoridades locales para generar una mejor gobernanza local en términos migratorios.
En conclusión, podemos decir que la gestión de la migración en la actualidad no solo incluye un conjunto de discursos e instituciones que tienen como objetivo coordinar la regulación de estos temas a nivel nacional e internacional. Hoy nos enfrentamos a un nuevo paradigma que reconoce cada vez más la importancia de la escala local y sus actores. Este “giro a nivel local” en la gestión de la migración subraya la necesidad de que los entes locales se adapten para ganar resiliencia ante los impactos de la migración, asumiendo una mayor conciencia de su importancia en el diseño e implementación de estrategias que, en definitiva, puedan transformar los retos en oportunidades para la consecución de sociedades más justas.
Por Jonathan Palatz Cedeño.