Miércoles, 15 Marzo 2017 13:21
La feminización de la migración es un tema que en la actualidad -debido a la lucha de las mujeres por el reconocimiento económico, político y social- ha llamado la atención de estudiosos del tema.
Martínez Pizarro (2007) en el documento Feminización de las migraciones en América Latina: Discusiones y significados para políticas, señala que: “Este reconocimiento fruto de un largo proceso de definición de la problemática […] que tuvo que enfrentar dos rasgos notorios: la mujer fue percibida desde una perspectiva asociacional, como actor pasivo, la acompañante del esposo, la que sigue su desplazamiento, la que espera a su cónyuge e hijos. También fue relegada a un plano secundario en las formulaciones teóricas sobre la migración, aspecto que distingue todavía numerosos razonamientos en los que solo implícitamente se reconoce su papel”.
Millones de mujeres aumentan el número de migrantes internacionales, no sólo incrementando el número total de personas que migran, sino que también han transformado de forma radical este fenómeno social, convirtiéndose en una cuestión de análisis. Muchas de estas mujeres que migran lo hacen por su propia cuenta y no como miembros de la familia de otros migrantes, dando respuesta a la demanda de trabajo doméstico, debido a que las mujeres en países más desarrollados se han unido a la fuerza laboral. El aumento de las mujeres en el contingente de migrantes internacionales ha sido denominado como la feminización de la migración.[1]
Asimismo, la Organización Internacional para las Migraciones (2006), define a este fenómeno como: “Creciente participación de la mujer en los movimientos migratorios. Las mujeres se desplazan hoy con mayor independencia y ya no en relación con su posición familiar o bajo la autoridad del hombre”.
En el plano internacional el porcentaje de mujeres entre los migrantes internacionales se ha incrementado desde 1960 hasta el año 2000 en un 2%, pasando de un 46,6% a un 48,8%[2], es decir, que el aumento no ha sido realmente importante después de 40 años, así que realmente es legítimo preguntarnos si estamos realmente ¿ante una feminización de la migración o más bien ante una feminización del discurso migratorio?
A nivel mundial podríamos decir que la feminización de la inmigración ha sido un proceso de baja intensidad, y por tanto es más bien el creciente interés científico por el género, como categoría de análisis, en los temas sobre migración, lo que ha contribuido a acentuar la feminización del discurso migratorio. El énfasis puesto, por parte de la producción científica en los últimos años, para sacar de la invisibilidad a las mujeres inmigrantes y reivindicar su rol como actrices económicas y sociales, ha hecho que el fenómeno de la feminización se pueda llegar a percibir como más acentuado de lo que realmente muestran los datos (Oso Casas y Garson, 2005)[3]
Cada vez en mayor medida, las mujeres inmigrantes son protagonistas en la producción científica, poniéndose de relieve su papel como actrices económicas y protagonistas del proceso migratorio. De tal manera que ya no toca denunciar la invisibilización de las mujeres en la investigación académica, sino que ahora podemos plantearnos verdaderas preguntas de investigación, ¿cómo impactan los procesos migratorios en mujeres y hombres?, ¿las migraciones afectan a las relaciones de género?, ¿de qué manera?, ¿cuál es el aporte de las mujeres inmigrantes a la riqueza de sus países de origen y de destino?, entre otras.[4]
Mientras aumenta la independencia al migrar, las mujeres están más expuestas a los riesgos de ser víctimas de violencia durante el proceso migratorio, por lo que cada país debe crear políticas públicas y programas para disminuir las probabilidades de riesgo. Vielka Polanco, encargada del Departamento de Investigación y Estudios Migratorios (DIEM) del Instituto Nacional de Migración para República Dominicana, entiende que se debe sensibilizar a la población con mayor probabilidad de emigrar, es decir, aquellos individuos en situación de pobreza extrema que ven la migración como una única alternativa para mejorar sus condiciones de vida. De la misma forma añade que, adicional a factores vinculados a la pobreza, “existen otras razones para migrar propias del contexto, relacionadas a conflictos armados internos, a la inseguridad ciudadana, a la opresión política, a desastres naturales, y otras motivaciones más personales del individuo”.
En el país, la búsqueda de una mejora en la calidad de vida es una motivación importante al momento de emigrar, es por esto, que “el proceso de sensibilización debe estar dirigido a la población más vulnerable, en situación de extrema pobreza, con el objetivo de que conozcan los riesgos que enfrentan durante el proceso migratorio, sobre todo cuando éste ocurre de forma irregular”, así lo manifiesta el DIEM.
Polanco, también señala que:
“Generalmente la población emigrante retorna a sus comunidades con historias de éxito; pero detrás quedan muchas otras sin contar, tragedias, muertes, violencia, abuso, explotación. Tomando en cuenta la vulnerabilidad de la población que tiende a emigrar, que muchas veces desconoce o subestima los riesgos. El Estado debe contar con políticas públicas dirigidas a crear conciencia en la población sobre los peligros de la migración irregular. De igual forma, las políticas públicas deben estar dirigidas a las causas que en principio generan la migración involuntaria, es decir aquellas causas que llevan a una persona a dejar su hogar y su comunidad, y enfrentar riesgos excesivos, como por ejemplo emprender un viaje en yola. En este sentido, los programas sociales que buscan generar mayores oportunidades educativas y laborales así como mejorar las condiciones de las comunidades, son la forma más sostenible de abordar esta problemática”.
[1] Movilidad humana, estándares interamericanos: Comisión Interamericana de los Derechos Humanos (2015). P. 22
[2] Zlotnik, H. “The South to North Migration of Women”. International Migration Review, vol. XXIX, No.1, pp. 229-454. 1995.
[3] Oso Casas, Laura; Garson, J-P. “The feminisation of international migration”, Migrant Women and the Labour Market: Diversity and Challenges” OCDE and European Commission Seminar, Bedford Hotal, Brussels, 26-27, September, 16 pp.
[4] Oso Casas, Laura; Garson, J-P. “The feminisation of international migration”, Migrant Women and the Labour Market: Diversity and Challenges” OCDE and European Commission Seminar, Bedford Hotal, Brussels, 26-27, September, 16 pp.