Erradicación de la pobreza: entre lo técnico y lo político

24 octubre, 2018

La Asamblea General de Naciones Unidas en su 93.a sesión plenaria declaró un Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza en el mundo. Después de 26 años, sigue respondiendo a la necesidad de generar debates e iniciativas para combatir la pobreza a escala planetaria por constituir una vulneración a los derechos humanos fundamentales y ser, además, una condición social y humanamente inaceptable en un sistema-mundo que exhibe innovaciones y progresos científicos y tecnológicos sorprendentes.

Una parte importante del cuerpo doctrinal predominante en el campo de las ciencias sociales ha definido la pobreza en clave exclusivamente económica al centrar la atención en las carencias de bienes materiales requeridos para satisfacer las necesidades básicas a través del mecanismo de mercado, donde opera la lógica de oferta y demanda, y se soslayan, de paso, los factores de carácter estructural que generan empobrecimiento material y cultural de forma intergeneracional.

Hay que destacar que los avances recientes para establecer criterios y técnicas estadísticas de medición de la pobreza han evidenciado que el enfoque economicista, sustentado en aspectos de ingresos monetarios, oculta algunas realidades que en cierto modo están siendo consideradas en el Índice de Pobreza Multidimensional (IPM). Este índice incluye ámbitos como la salud, la educación, el nivel de vida (saneamiento, electricidad, agua potable, etc.), las condiciones del territorio y la situación étnica, entre otros.[1]

El Informe de Desarrollo Humano de 2015 elaborado por el PNUD revela que de 101 países analizados (75% de la población mundial) el 29%, equivalente a 1,500 millones de personas, es decir, una de cada cinco personas en el mundo, vivió en situación de pobreza multidimensional durante el período 2005-2014.[2] Si esos datos de por sí no llamaran la atención, resultaría más esclarecedor analizarlos tomando como referencia el mapa de las regiones del mundo.

En ese orden, los datos del Banco Mundial revelan que en 2015 alrededor de 736 millones de personas subsistían con menos de 2 dólares al día, por lo que se ubican estadísticamente en el nivel de pobreza extrema reportado mundialmente. Asimismo, los pronósticos de esa entidad apuntan a que para 2030, 9 de cada 10 personas en situación de pobreza extrema vivirán en África subsahariana.[3]

Además de los números que reflejan las disparidades económicas y sociales entre regiones, existen causas estructurales que se conjugan para incidir en el aumento de los flujos migratorios intrarregionales e interregionales. Esta reconfiguración de la distribución de la población humana implica nuevos enfoques para el diseño de políticas públicas destinadas a erradicar la pobreza, orientados hacia los territorios donde se ubican los grupos socioeconómicos más vulnerables.

Si los programas sociales puesto en marcha para erradicar la pobreza no centran la debida atención en la caracterización de grupos específicos de personas y en los lugares donde estos habitan, los resultados plasmados en los informes estadísticos mostrarán pocos avances en relación con los esfuerzos económico y técnico que hacen los Gobiernos en su lucha contra la pobreza, debido a que las metodologías para calcularla seleccionan como unidad de análisis las personas y hogares localizados en los territorios locales y/o regionales de un Estado-nacional como parte de una muestra determinada, con independencia de su condición étnica, estatus migratorio y vinculación política con el Estado que se trate. En tal sentido, todos los habitantes de un país son indefectiblemente incluidos en los reportes estadísticos oficiales. De manera que, si algunos grupos socioeconómicos se mantienen en situación de pobreza o esta se profundiza, automáticamente esa condición repercutirá de manera negativa en el índice general de pobreza de cualquier país.

«El racismo se justifica, como el machismo, por la herencia genética:

los pobres no están jodidos por culpa de la historia, sino por obra de la biología».

Eduardo Galeano

Por Manuel Heredia

Coordinador Curricular y Docente de la Escuela Nacional de Migración

Si se pretende luchar contra la pobreza de forma efectiva, el criterio principal en términos técnicos es la categoría de “grupos vulnerables”, y políticamente el propósito fundamental debe ser la inclusión social, porque de lo contrario la erradicación de la pobreza en el mundo se convertiría en un discurso totalmente alejado de resultados socialmente convenientes, políticamente correctos, económicamente beneficiosos, estadísticamente deseables y humanamente justos.

[1] https://bit.ly/2O8eTyq

[2] https://bit.ly/2O8eTyq

[3] https://bit.ly/2NHEw7T