Emigración y diáspora dominicana (Parte I/II)

16 marzo, 2022

Los procesos migratorios generalmente están asociados a cambios políticos, económicos y sociales que hacen la función de factores de expulsión o atracción para las personas migrantes. La emigración dominicana no escapa de esa dinámica y, de acuerdo con estas fluctuaciones, posee características distintas según el periodo que se observe. Hoy día, la emigración tiene un peso preponderante en la sociedad dominicana. En 2011 uno de cada diez hogares tenía al menos un familiar que había migrado al extranjero y en 2021 las remesas representaban entre 10 % y 11 % del PIB[1].

Pero la emigración no es un asunto nuevo. A mediados del siglo pasado se pueden identificar importantes olas emigratorias en República Dominicana. La primera inicia en el periodo 1960-1965 en el marco de la caída de la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo. A partir de este momento, se eliminaron los controles para la emisión de pasaportes, lo que facilitó la salida de dominicanos y se mantuvo un escenario de inestabilidad y profundos cambios políticos. Eventos como la Revolución Cubana, la Guerra Civil Dominicana de 1965 y la subsecuente invasión de Estados Unidos a República Dominicana permearon el panorama político del momento. Al mismo tiempo, los cambios en la política migratoria estadounidense (Enmienda Hart-Celler de 1965 y flexibilización de visados para personas dominicanas), los aspectos económicos (la diferencia salarial entre ambos países y el desbalance de los mercados de trabajo) y las transiciones demográficas (migraciones internas) fueron factores de atracción que orientaron la migración dominicana hacia ese país.

Esta política migratoria favorable se mantiene hasta la década de 1980 cuando se abren paso medidas más restrictivas y se establecen requisitos estrictos para la obtención de visado por parte de dominicanos en Estados Unidos. En esos años también se incrementaron los controles y aumentaron las deportaciones e intercepciones en las costas sur y caribeñas de EE. UU. Asimismo, se imponen visados para el ingreso a España en la década de 1990, segundo país de mayor emigración de dominicanos. Esto trajo como consecuencia una alta incidencia de migración irregular y tráfico de migrantes por la vía marítima con viajes en embarcaciones informales, comúnmente conocidas como yolas.

Actualmente, la migración dominicana hacia Estados Unidos se ha mantenido e intensificado. Muchas personas emigradas a mediados y finales del siglo pasado, en su mayoría mujeres, fueron pioneras que abrieron las rutas migratorias y lograron regularizar su estatus migratorio en ese país. Esto permitió el establecimiento de redes transnacionales que vehiculan los procesos migratorios a través de la creación de grupos de apoyo y facilitan la migración por reunificación familiar. Por otro lado, las redes de tráfico han fortalecido su capacidad operativa y se han beneficiado de las redes trasnacionales conectando a los intermediarios en las comunidades de origen y destino. La migración tiene hoy un carácter más familiar, orientado a la reunificación, con mayor nivel de integración en varias dimensiones y en su mayoría regular.

[1] MEPyD (2021). Recuperado de https://mepyd.gob.do/wp-content/uploads/drive/DCS/Adjuntos/Presentacio%CC%81n%20NY%20-%20Consejo%20de%20Gobierno.pdf

Por Reyna Bartolomé y Pedro Valdez-Castro

Investigadores

Departamento de Investigación y Estudios Migratorios