Alfabetizar para incluir

25 enero, 2019

El desarrollo de competencias de lectoescritura es una de las tareas más básicas y decisivas que deben asumir los Estados para la construcción de una sociedad más justa e integrada. Desde 1948 se reconoció la capacidad de lectura y escritura como uno de los aspectos fundamentales de los derechos humanos, por estar implícita en el derecho a la educación.

Además de ser en sí misma una medida de adquisición de capacidades que facilita el acceso al conocimiento, la alfabetización tiene un carácter multiplicador en la generación de equidad y bienestar, ya que impacta en otras dimensiones como la salud, lo laboral, la participación social y política. De ahí que se afirme que “sin alfabetización es imposible la existencia de una democracia real, ni la promoción de los derechos humanos, ni el ejercicio de ciudadanía” (Jabonero, 2009, p.5).

Los resultados de un estudio piloto de la UNESCO en tres países (Ecuador, República Dominicana y Brasil) ejemplifican el impacto de la alfabetización en la vida de las personas. Refiriéndose a la calidad del empleo, el estudio señala que las personas analfabetas tienen más probabilidad de estar en el grupo ocupacional de mayor precariedad, como son los “cuenta propia no profesionales ni técnicos”, que en este caso alcanza a más del 60% de los analfabetos absolutos de Ecuador y República Dominicana (UNESCO, 2009). Así mismo, el estudio indica que las personas con mayor nivel educacional siempre logran ingresos superiores a las que se encuentran en condición de analfabetismo.

Otros estudios demuestran que la educación y la adquisición de la capacidad de lectoescritura aumentan la probabilidad de que la persona cuide mejor de su salud y tenga mayor acceso a servicios de este tipo (Vince-Whitman, Aldinger, Levinger and Birdthistle, 2000), además de que existe una relación entre analfabetismo, fecundidad y mortalidad infantil (Jabonero, 2009). También se ha comprobado que la alfabetización de los padres incide de manera positiva en un mejor cuidado de la salud y el acompañamiento educativo de los hijos e hijas (Actionaid, 2008).

Según estadísticas disponibles en el portal de la Oficina Nacional de Estadísticas (ONE), en la República Dominicana la tasa de analfabetismo para la población de 15 años y más pasó de 12.8 en el año 2000 a 8.0 en 2015[1]. En el año 2017 la ENHOGAR registra una tasa de analfabetismo de 6.8% para esta misma población (ENHOGAR, 2017). Se aprecia entonces que la tasa de analfabetismo en la población adulta y joven en el país ha tendido a la baja.

Sin embargo, la ENHOGAR muestra algunas disparidades cuando se desagrega la población atendiendo a ciertas características. Mientras que en la zona urbana un 5.4% de la población de 15 años y más se encuentra en condición de analfabetismo, en la zona rural este grupo asciende a 12.4%. De igual manera, solo el 2.2% de las personas de 15 años y más del grupo socioeconómico alto son analfabetas, contrastando con el grupo socioeconómico de nivel bajo, que representa un 17% de la población de 15 años y más en condición de analfabetismo (ENHOGAR, 2017).

También es posible apreciar que existen disparidades entre la población migrante y la población nacida en el país, con un porcentaje analfabetismo de 22.39% para las personas nacidas en Haití, un 6.1% para las nacidas en República Dominicana y un 0.4% para el grupo de quienes nacieron en otros países (ENHOGAR 2017).

La reducción de la tasa de analfabetismo en la República Dominicana es un reto que ha sido asumido por el Estado. La Estrategia Nacional de Desarrollo plantea como una de las líneas de acción en el objetivo general 2.3 Igualdad de derechos y oportunidades la ampliación de la cobertura de los programas de alfabetización de adultos hasta lograr la erradicación del analfabetismo. Cumplir con este cometido implica que los programas de alfabetización deben llegar a poblaciones con distintas características y condiciones, incluyendo a la población migrante que habita en el territorio nacional.

La Oficina Nacional de Estadística (ONE) estimó en su Encuesta Nacional de Inmigrantes del 2017 que en el país residen 570,933 inmigrantes, de ellos el 87.2% nació en Haití (ENI 2017). Tal como se muestra en el gráfico 1, la ENI 2017 confirma que hay una alta incidencia del analfabetismo en esta población, estimándola en 27% para las personas de 15 años y más nacidas en Haití. La población de origen extranjero nacida en República Dominicana también presenta una tasa de analfabetismo cerca de 4 puntos porcentuales más alta que la media nacional, con un 10%.

Fuente: Elaborado a partir de los datos de la ENI 2017.

Para erradicar el analfabetismo, desde el año 2013 se ejecuta en el país el programa denominado Plan Nacional de Alfabetización Quisqueya Aprende Contigo, bajo la Dirección General de Proyectos Especiales de la Presidencia. Este Plan dispone de una estructura organizativa descentralizada y participativa, y busca generar oportunidades para que las personas alfabetizadas continúen con la educación. Este programa se ejecuta a nivel local mediante la constitución de núcleos, con apoyo de organizaciones y líderes de las comunidades, y tan solo se requiere de un documento de identidad para fines de registro, lo cual ha facilitado la participación de personas migrantes en algunos territorios.

Sin embargo, para las personas migrantes nacidas en Haití, se suman las dificultades que devienen del manejo limitado del idioma español, ya que el 38.9% de esta población declaró hablar poco o nada de español, siendo más alto en el caso de las mujeres con un 47.8% frente al 33.5% de hombres en esta situación (ENI 2017).

Para continuar avanzando en la erradicación del analfabetismo, es importante considerar cuales son las barreras que enfrentan los grupos más excluidos y diseñar estrategias e intervenciones específicas que permitan su participación efectiva.

En un mundo en que la migración aporta a la configuración de sociedades cada vez más diversas y multiculturales, nos toca pensar en cómo se expresa esta diversidad y cómo podemos alcanzar una sociedad cada vez más cohesionada. En este mes que el país conmemora el Día Nacional de la Alfabetización (13 de enero), aprovechemos para reflexionar sobre la alfabetización, un elemento básico del derecho a la educación y una herramienta fundamental de inclusión social.

Por Aris Balbuena

Departamento de Investigación y Estudios Migratorios

Bibliografía

Action Aid International. (2008). Corregir los errores, puntos de referencia internacionales sobre la alfabetización de adultos. Campaña Mundial por la Alfabetización. Disponible en: https://www.oei.es/historico/alfabetizacion/b/Corregir.pdf

Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO). (2009). Impacto social y económico del analfabetismo: modelo de análisis y estudio piloto. Santiago de Chile: Naciones Unidas.

Jabonero, M. (2009) “La universalización de la alfabetización y la educación básica para todos: la Iberoamérica necesaria y posible”. En: Jabonero, M. y Rivero, J. (Coord.) Alfabetización y educación básica de jóvenes y adultos. Madrid: Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI), pp. 17-28.

Oficina Nacional de Estadística (2018). Encuesta Nacional de Hogares de Propósitos Múltiples (ENHOGAR 2017). Santo Domingo: ONE

Oficina Nacional de Estadística (2018). Segunda Encuesta Nacional de Inmigrantes en la República Dominicana (ENI-2017). Santo Domingo: ONE

Vince-Whitman, C., Aldinger, C., Levinger, B., y Birdthistle, I. (2001). School Health and Nutrition. World Education Forum Education for all 2000 Assessment (Dakar, Senegal, 2000). París: UNESCO.

[1] https://www.one.gob.do/sociales/educacion